"Los hombres deberían saber que de ningún lado
más que del cerebro provienen las alegrías,
deleites, risas, bromas y pesares,
tristezas, depresiones y lamentaciones.
Y mediante esto, en un modo especial
adquirimos la sabiduría y el conocimiento,
y vemos y oímos y sabemos qué es lo malo
y qué es lo bueno, qué es lo dulce y qué lo desagradable.
Por el mismo órgano nos volvemos locos y
delirantes, y nos asaltan miedos y terrores
algunos por la noche y otros durante el día,
y los sueños y los vagabundeos sin fin,
y las preocupaciones que son nada adecuadas,
y la ignorancia de las circunstancias del momento,
la grosería y la falta de habilidades.
Todas estas cosas le debemos al cerebro
cuando no está sano… o cuando sufre
cualquiera otra aflicción inusual o preternatural."
Hipócrates, De la Enfermedad Sagrada
Persiguiendo a Gabo
Hace 11 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario